sábado, 11 de julio de 2009

Cómo volver a la alfarería cuando no se tiene el espacio adecuado

No es lo ideal, ya sé, pero las ganas pueden mas que la sensatez. Asi que ahi estoy, tratando de repartir mis herramientas lo mejor posible en una casa a la que no le sobran cuartos y donde hay dos niños demasiado inquietos como para dejarles cosas llamativas al alcance de las manos. Y les aseguro que para Lucio y Manuel, cualquier cosa que no sea alguno de sus juguetes pasa automáticamente a llamarles la atención. Y por lo tanto, a ser algo "que hay que investigar".


Lo único que quedó al alcance de sus manitos es el torno, calculo que no necesito explicar por qué. El resto, repartido en estantes varios a mas de 1,50 metros de altura...