miércoles, 18 de agosto de 2010




Ya no soy la única de la casa que toma mate. Tengo al mejor compañero de mateadas que se pueda pedir. Aunque los primeros fuertes sean solo para mi, llega un momento en que tengo que convidarle porque se puede poner realmente insoportable. Me das un mate, mamá?
Amargo, calentito y apenas lavado... Armamos la ronda a la que a veces se suma Lucio. Sólo a veces. Pero Manuel... siempre firme, esperando a que ya no esté taaan caliente! Mi pichoncito, compañero de mateadas.