martes, 12 de enero de 2010

Bargueño


Cuando Leo y yo vivíamos en Buenos Aires, una de nuestras salidas preferidas era ir al EMAUS de San Justo, varios galpones donde se amontonaban muebles viejos, la mayoría sólo rescatables como leña para el asado. Pero algunos resultaban ser verdaderas joyas. Había que ir con paciencia y sin ninguna idea fija de lo que se buscaba. Simplemente con ganas de recorrer los pasillos y dejarse sorprender por "algo". Una vez fue la pantalla de una lámpara, otra vez una silla, y otra vez, nuestro amado bargueño. El pobre todavía está esperando su turno para hacerle unos cuantos retoques. Está totalmente vencido, hay que recuperar la madera y necesitamos recauchutar los herrajes. Pero así y todo se ve realmente lindo.

La flor de agapanto es del jardín de casa, de una planta que me traje de Buenos Aires. Y el florero donde está la flor, lo compramos una vez en San Telmo. Extraño esas escapadas a ferias y mercados de pulgas...