Cuando cocino siempre pongo el reloj para que suene la alarma el tiempo que necesito que se cocine lo que está al fuego. Siempre, si no, seguro que se quema. Y mientras espero que se pase el tiempo, y los chicos me dejan, aprovecho para hacer algo. Yo no puedo esperar mirando por la ventana... tengo que hacer algo! Lo que sea, pero algo. Y generalmente, ese algo es al crochet. Porque es fácil, no tengo que controlar puntos ni pasadas y lo puedo interrumpir en el momento que sea.
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Tejer al crochet me enseñó mi Tante I. Y todavía me acuerdo de lo primero que hice: una pollera para mi Barbie. Eran dos rectángulos que mi Tante después unió y convirtió en una pollera tubo que usé hasta el cansancio para vestir a mi muñeca. Seguro que todavía está en algún lado de la casa de mis padres.
Tante= tía